Señales que indican que un niño o niña debe acudir al ortodoncista
Una pregunta habitual por parte de los padres es el momento idóneo para llevar a sus hijos al ortodoncista por primera vez. Afortunadamente, cada vez hay una mayor preocupación por la salud oral y una creciente consciencia de la importancia de tener una bonita y sana sonrisa. La Sociedad Española de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial, así como las principales sociedades ortodóncicas del mundo, recomiendan llevar a todos los niños a revisión ortodóncica a los 6 años (y no más tarde de los 7).
De este modo, el especialista en ortodoncia podrá detectar precozmente las posibles maloclusiones y problemas esqueléticos (en caso de que los hubiese), evitando así tratamientos más complejos en la edad adulta.
La edad ideal para llevar a cabo una ortopedia dentofacial para resolver una maloclusión Clase II es a los 10 u 11 años, y para tratar la compresión maxilar y maloclusión Clase III es a los 6, de ahí la importancia de esa primera revisión.
Sin embargo, hay también algunos indicios que pueden dar a los padres la alerta de que deberían llevar a su hijo o hija a un ortodoncista. Estos son algunos de ellos:
- Si se produce una desviación de su mandíbula cuando abre o cierra la boca.
- Si tiene la mandíbula muy grande.
- Si el niño mete la lengua entre los incisivos superiores e inferiores al tragar y/o hablar.
- Si ha perdido pronto o tarde los dientes de leche (normalmente, los dientes de leche deben comenzar a caerse a los 6 años y deben terminar de hacerlo en torno a los 9 años).
- Si el niño o niña tiene problemas al morder o masticar alimentos.
- Si durante el sueño el niño o niña ronca o realiza apneas (pausas de la respiración durante el sueño).
- Si los dientes permanentes le tardan mucho en salir.
- Si tiene los dientes apiñados.
- Si sus incisivos superiores están muy inclinados o sobresalen mucho de la boca.
- Si tiene o ha tenido el hábito de chuparse el dedo durante mucho tiempo (es un mal hábito que si se prolonga puede hacer que los incisivos superiores se muevan hacia delante y los inferiores hacia atrás).
- Si al abrir o cerrar la boca provoca ruido.
- Si no pronuncia adecuadamente.
- Si realiza respiración oral (por la boca) en vez de por la nariz (puede estar en el origen de una mordida abierta y que los labios no cierren correctamente).
